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lunes, 11 de noviembre de 2013

La cultura: Generalidades para su Comprensión

          El análisis de la Cultura en el marco de los factores que inciden en el proceso salud-enfermedad conlleva a la precisión en el alcance de este concepto, del cual vale acotar, ha ido modificándose como todo elemento social de acuerdo a las características presentes en la metamorfosis colectiva con el pasar de los años y del asiento geográfico, así como de las raíces de origen del combinado social. 

      Incluso, los fenómenos naturales presentes en la zona de residencia de la comunidad desarrolla predisposición a ciertos comportamientos, un ejemplo de esto puede ser el clima, el cual obligará al sujeto a vestirse y comer de una forma determina, así, si el clima es frío se tendrá preferencia por la ropa más abrigada y la comida más picante, y por el contrario, si fuera caliente tendrá preferencia por ropa más ligera, y alimentos o bebidas frías.

          Por lo tanto, la sociedad también hace más sensibles o reacios a los individuos de una comunidad a seguir ciertos patrones de conducta, debido a que el ser humano es un animal social que vive, necesita y depende de otras personas para sobrevivir y satisfacer sus necesidades; y esto solo lo logra por medio de la “socialización”, denominándose así al intercambio de ideas que se realiza entre dos o más personas para establecer una relación. Por esta razón, se sienten atraídos a seguir ciertas conductas que son aceptadas por un grupo, para así mantener sus relaciones, y evitar realizar actitudes que son vistas por el grupo como inadecuadas.
        En tal sentido, la cultura ha recibido múltiples connotaciones, mas siendo las de  interés en el presente caso aquellas determinadas desde un punto de vista sociológico. En esta línea argumentativa, incluso ya en tiempos de Aristóteles se reconocía la importancia de la cultura, ya que el mismo reflexionaba acerca del supuesto dado de que todo hombre es un animal político y por lo tanto, es un ser que vive en un contexto social, de tal forma que la sociedad no es una abstracción, sino una realidad en donde un grupo humano convive y está unido por un nexo cultural común, siendo esta por lo tanto una necesidad natural.
          Sin embargo, como término fue acuñado en Francia hasta el siglo XVII para referirse a un culto religioso y luego al oficio de cultivar la tierra, el cual utilizaron por extensión para el cultivo de letras o ciencia; y en el siglo siguiente ya se entendía como el progreso intelectual de una persona. Tras pasar a Alemania el término se le dio un sentido más amplio teniéndose como el progreso intelectual y social del hombre en general, de las colectividades y de la humanidad, destacando ya su importancia dentro del colectivo.

Más tarde, cuando se da cabida en tierra inglesa a través del trabajo de Taylor (1871) un amplio conocedor del área que establece como cultura a “un todo complejo que incluye conocimientos, creencias, arte, normas, moral, derecho, costumbres y cualquier otra capacidad adquirida por el hombre en cuanto es miembro de la sociedad” se adquiere uno de los conceptos más ampliamente aceptados de lo que la cultura representa.
        En tal sentido, la cultura se comprende como aquella suerte de valores que construyen los individuos de una comunidad y que constituyen los soportes ideológicos de la misma; por lo que, la misma no es más que un fenómeno adquirido de generación en generación, lo que es resaltado en palabras del canta autor argentino Leon Gieco al expresar: “…la cultura es la sonrisa con fuerzas milenarias, ella espera mal herida, prohibida o sepultada…”. La misma enfila el comportamiento de una comunidad atendiendo a razones intrínsecas de la zona o del origen de la civilización, por lo tanto, no es estática, sino se modifica dependiendo del tiempo y espacio de que se trate, apreciado esto por ejemplo en las colonias conquistadas por el Estado Romano, o incluso la influencia inglesa sobre Norte América. De lo que no queda duda es que si la misma constituye un punto de equilibrio necesario dentro de la formación social, entonces no es menos cierto que todo aquel individuo formado en una posee también una cultura que le es propia.
Ante tales consideraciones, vale resaltar lo acotado por un importante escritor español, Savater (1991) “El hombre no nace hombre del todo si los demás no le ayudan. ¿por qué? Porque el hombre no es solamente una realidad biológica, natural, sino también una realidad cultural”. En tal sentido, inequívocamente la cultura esta entrelazada a la sociedad y a la vida cotidiana del ser humano, ya que de acuerdo a sus hábitos de vidas se construyen los patrones que rigen las actitudes, comportamientos, valores, entre otros que rigen un colectivo.
           Empero de lo anterior, no hay que dejar de lado que cada comunidad establece su propio alcance de lo que la cultura representa para ellos determinando para la misma una mayor o menor peso, así por ejemplo nadie puede negar la importante proyección que tiene la cultura oriental en sus habitantes. Por otro lado, en ocasiones en una sociedad se pueden ver diversidades de culturas ya que cada persona lleva arraigado en él, experiencias y conductas que son inculcadas en su niñez por su entorno familiar, aunque hay que tomar en cuenta que la cultura no es hereditaria sino que es adquirida a lo largo de la vida de acuerdo a sus hábitos y conocimientos. 

           Por lo tanto ante una sociedad pluricultural, debe prevalecer la  tolerancia y respeto entre sus habitantes o forasteros para así no crear conflictos entre los individuos; ya que no hay culturas inferiores ni superiores, de forma que mantienen similitudes e intercambian atributos culturales. Sin embargo, hay que dejar en claro que la persona por muy fuertes que sean sus lazos con un grupo social, siempre será independiente de tomar sus decisiones sobre su modo de vivir, es decir, que escogerá mantener aquellos patrones con los que se sienta cómodo y lo ayude a adaptarse mejor al entorno, aunque también es cierto que es muy difícil desligarse completamente de aquellos factores culturales que han influido en él sujeto durante la formación.
           Dicho esto, es perceptible que la cultura vista desde un punto de vista sociológico determina un factor de control del colectivo, junto con otros mecanismos como los convencionalismos, los dogmas, y quizás siendo el más efectivo entre ellos el derecho; pero además comprende el conjunto de objetos creados para mantener tales costumbres y que representan la esencia adquirida del grupo.
        De tal forma, para entender y comprender la cultura de una persona, se debe observar atentamente una diversidad de características, que son expresadas por medio de dos tipos: material y no material. El primero atañe al conjunto de objetos elaborados o usados por un grupo determinado de la sociedad, que comparten una misma ideología cultural. Por ejemplo las botas y sombreros utilizados por los habitantes de los sectores rurales. La segunda adquiere un carácter inmaterial, ya que se refiere al conjunto de comportamientos determinados que poseen una sociedad en específico, que al igual que la material comparten una misma ideología cultural, por ejemplo los aforismos y jergas utilizados en cada región, el trato servicial o  impersonal dependiendo del lugar visitado, las normas imperantes en cada estado, entre otros.
          Por lo anterior, la cultura comprende un concepto de amplio espectro que resulta vital dentro de la sociedad, constituyendo una red integral y organizada de elementos propios al conjunto de comportamientos y manifestaciones colectivamente aceptadas, de orden muy delicado, ya que no se puede producir un cambio aislado en uno de sus componentes sin generar en contrapartida una suerte de transformación en el legado cultural por la circunstancia de la continuidad entre los elementos que la conforman, pudiendo esto ser impulsado interna o externamente. Por su puesto, las tradiciones y las costumbres son de una fuente social ineludible, pero las innovaciones, y las tecnologías han marcado fuertes sesgos en tendencias habituales que luego se adaptan a los cambios del entorno para garantizar la permanencia.
(coautoria de : R. Gonzalez, D. Gil, M. Gonzalez y C.Garcia)

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